18 de mayo de 2016

Lo que cuentan mis hermanas, de F. J. Najarro Lanchazo

Por Miguel Ángel Lama

Leer texto completo

Mucho y bueno puede escribirse sobre el panorama de la poesía de autores extremeños en los últimos treinta años; y mucho de lo mejor que podría escribirse constataría la realidad de los nuevos nombres surgidos en ese tiempo, unos nuevos nombres que han fundado su tradición —también— en la propia poesía de otros poetas nacidos en Extremadura publicada en los años ochenta del pasado siglo XX. Precisamente, la década en la que nacieron algunos de los poetas que, como Francisco José Najarro Lanchazo (Zafra, 1987), ocupan buen parte de las novedades poéticas de hoy: Silvia Gallego (1980), Álex Chico (1980), Urbano Pérez Sánchez (1981), Fernando Pérez Fernández (1984), Víctor Martín Iglesias, Víctor Peña Dacosta o Francisco Fuentes, todos del mismo año (1985), o Antonio Rivero Machina (1987). Es una satisfacción enumerar estos nombres que ya cuentan con uno o varios libros de poesía publicados; como lo es contar con otra promoción anterior de autores nacidos en los setenta, como Mario Martín Gijón (1979), la cosecha del 78 de José Manuel Díez, Luis María Marina o Julio César Galán, o Carmen Hernández Zurbano (1976) o Daniel Casado (1975), que fue el autor más joven de cuantos se incluyeron en el volumen de poesía de la antología Literatura en Extremadura que publicaron la Editora Regional de Extremadura y Del Oeste Ediciones en 2010. La obligada actualización de recuentos como aquel es el mejor síntoma de la vitalidad de un panorama literario lleno de hallazgos.
Lo que cuentan mis hermanas no es un nuevo libro de Francisco José —  «Paco»— Najarro; y es un libro nuevo. Es, principalmente, un ejemplo de una necesidad y de una confirmación. La necesidad de difusión y conocimiento de muchos libros que no superan unos escasos ejemplares o, al menos, una divulgación mínima. Por eso es una reunión de poemas representativos de La vespa amarilla (2009) y El extraño que come en tu vajilla (2012), sus dos primeros y únicos libros por el momento. La confirmación —en términos taurinos— es que se publica en Ediciones Liliputienses, que, desde 2011 viene haciendo una labor de edición de la poesía latinoamericana impagable, e igualmente de la poesía española, muchas veces en el formato de recopilaciones y antologías. Pero esta obra es algo más que eso; o, mejor, pide una explicación más precisa en la descripción de su contenido.