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Son por todos conocidos los casos de poemas que se han convertido en
canción gracias a las habilidades para la adaptación de algún músico,
composiciones instrumentales que surgen de la intención de poner banda
sonora a una obra literaria y motivos literarios que sirven para dar
entrada o para cerrar una canción. Pero hablando de Javier Krahe podemos
encontrar un sector muy amplio de su producción musical que toma textos
literarios reformulándolos en lugar de musicalizarlos directamente.
Si bien se declara seguidor de la poesía del Siglo de Oro español
(obviando la importancia de la cultura grecolatina en la producción
literaria de este periodo), en sus canciones no faltan influencias de
otros periodos: desde obras de tradición clásica hasta la época
contemporánea. Lo verdaderamente importante no es el uso de fuentes
literarias para la construcción de sus canciones, sino que, más allá del
motivo que más le convenga, basa su producción en transgredir esa
barrera cronológica que articula nuestro modelo de estudio literario
para conseguir actualizar los textos, lograr que pervivan dándoles un
nuevo lenguaje. El tema principal y la métrica escogida se conjugan para
participar de esa intención de revivir a los textos y de lograr que
éstos pervivan a pesar del paso del tiempo.
Forma y fondo, siguiendo el irónico juego propuesto por Javier Krahe, se
aúnan para lograr la pervivencia de una tradición muy actualizada
(Martínez Cantón, 2013). Podemos verlo en su canción "Asco de siglo",
del disco Cábalas y cicatrices (2002), en la que Krahe retoma un
modelo de composición como es la elegía para ironizar (muy en su línea)
sobre la pérdida de alguien apreciado: en este caso, el siglo XX.
Alterna los elogios a los avances científicos y grandes personalidades
al mismo tiempo que comienza su canción cargando contra ese siglo que,
según parece, no le gusta nada. Tratándose de una elegía y contando con
el genio creativo de Javier Krahe, ¿qué mejor modelo sobre el que
construir su texto que una de las obras principales de la literatura
española como son las Coplas a la muerte de su padre, de
Manrique? La genialidad reside en que, como nos indica Martínez Cantón
(2013), la escritura sigue el esquema propio de la llamada copla
manriqueña en las estrofas primera, central y final, de modo que el
contenido de la letra, el mensaje de Javier Krahe, no queda huérfano de
un molde que no sólo lo sustenta, sino que potencia su efecto sobre el
lector que es capaz de descifrar las claves que este cantautor imprime
en su trabajo.