20 de mayo de 2016

El sentido y la creación de Basilio Sánchez

Por Sandra Benito Fernández

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Construir una memoria poética que entronca con lo colectivo: ese es el reto de Basilio Sánchez en La creación del sentido (Valencia, Pre-textos, 2015), que parte precisamente de los recuerdos más personales del propio autor que pone en pie el mapa de una ciudad que muchos identifican como la suya. Uno siente al leer La creación del sentido esa profunda convicción de encontrarse ante una obra que oscila constantemente entre la melancolía teñida de cierta inocencia ante los primeros coqueteos con la poesía y el ritmo relajado de una prosa que viste a las palabras –y no a la inversa–.
Basilio Sánchez (Cáceres, 1958) cuenta con una amplia experiencia como autor poético desde su primer poemario, aquel con el que consiguiera ser accésit del premio Adonáis, Al otro lado del alba (Madrid, Rialp, 1984). Por el camino, ha ido editando su impecable voz poética en Calambur, en Visor, en la Editora Regional de Extremadura, en la propia Pre-textos. Así hasta llegar al último volumen de poemas publicado hasta la fecha, el límpido testimonio de Cristalizaciones (Madrid, Hiperión, 2013). Se interna ahora Basilio Sánchez, sin embargo, en la prosa. Lo hace con esa exactitud en la elección de la palabra a la que ya nos tiene acostumbrados en su poesía. Algo de ello adelantaba en aquel último libro, entre sus Cristalizaciones, donde pudimos comprobar cómo esa comunión entre la vida y la literatura conforma uno de los temas nucleares para el poeta cacereño: «No nos basta solo con su presencia:/ las cosas necesitan ser salvadas,/ verse restituidas en su pérdida antes de que suceda». «El poema», recuerda la voz de aquel libro, «nos da las coordenadas de un espacio/ que inevitablemente tendremos que habitar/ solos o en compañía, para siempre».
Ese espacio común entre la literatura y la vida es el que explora Basilio Sánchez en La creación del sentido, donde el autor parece tirar nuevamente de un hilo tan frágil –el de la búsqueda de esa voz lírica que aquí nos narra desde los primeros años de la infancia– siempre a través de una emoción contenida pero indeleble. Esa es la gran conquista de este gran libro: la aparente sencillez con la que el escritor extremeño nos dibuja el recorrido por la creación de una voz poética propia que se narra desde la serenidad de los años pasados. Una difícil empresa que Sánchez cumple con puntualidad.