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Basilio Sánchez nació en Cáceres en 1958 y con su primer libro, A este lado del alba, logró un accésit del premio Adonais de Poesía en 1983, publicado al año siguiente. Tras la publicación en 1993 de Los bosques interiores, su obra poética está compuesta por los siguiente títulos: La mirada apacible (Pre-Textos, 1996), Al final de la tarde (Calambur, 1998), El cielo de las cosas (Editora Regional de Extremadura, 2000), Para guardar el sueño (Visor, 2003), Entre una sombra y otra (Visor, 2006), Las estaciones lentas (Visor, 2008) y Cristalizaciones (Hiperión, 2013). Ha publicado, también, dos libros de narrativa, próximos al género de las memorias, El cuenco de la mano (Littera Libros, 2007) y La creación del sentido (Pre-Textos, 2015). El conjunto de su obra poética está recogido en el volumen Los bosques de la mirada. Poesía reunida 1984-2009 (Madrid, Calambur, 2010). Además de aquel accésit del Adonais y de un accésit del premio Jaime Gil de Biedma, ha sido galardonado con el Premio Internacional de Poesía Unicaja, el Premio Internacional de poesía Tiflos, el Premio Extremadura a la Creación a la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño (2007) y el Premio Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina”. A todo esto, Basilio Sánchez es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura y ejerce como especialista en Medicina Intensiva.
El poeta ha querido compartir con Heterónima tres poemas de su espléndido poemario Cristalizaciones. Este libro y la poesía de Sánchez en general han sido carazterizados por Yolanda Izard por "la tensión entre una mirada serena, pero con un acendrado soplo de tristeza, sobre la naturaleza, y la de quien vierte una meditación nostálgica con un fondo metafísico-existencialista sobre la fugacidad de la propia vida, el desengaño y la identidad del hombre como poeta". Vayan pues aquí los poemas.
El poeta ha querido compartir con Heterónima tres poemas de su espléndido poemario Cristalizaciones. Este libro y la poesía de Sánchez en general han sido carazterizados por Yolanda Izard por "la tensión entre una mirada serena, pero con un acendrado soplo de tristeza, sobre la naturaleza, y la de quien vierte una meditación nostálgica con un fondo metafísico-existencialista sobre la fugacidad de la propia vida, el desengaño y la identidad del hombre como poeta". Vayan pues aquí los poemas.