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Hace años, allá por el 2006, le comenté a Diego Jesús Jiménez, amigo y
maestro, que mi intención poética necesitaba dar cuenta de la amplitud
del poema, de todo aquello que se queda por el camino. En su momento no
me decidí con Tres veces luz y acabé por normalizarlo (El primer día (2) se mantuvo oculto hasta su justa consumación), pues este libro contenía aquello que vendría después: Inclinación al envés (Pre-textos, 2014) y aquello que aún no había enseñado en El primer día,
poemarios que me van a servir para hablar un poco sobre identidad y
concepción del texto poético. Empecemos por una serie de aforismos que
son caros a cuanto quiero decir: 1.) “El proceso es el fin”; 2.) El
poema es un aprendizaje por error, así que hay que mostrar también esos
errores”; y 3.) “Crear es interpretar y viceversa”. Estos aforismos
quieren dar cuenta de la poesía como transcurso y transformación
incesante; quieren sacar el antes, el durante y el después del poema,
así como las identidades que lleva dentro; quieren reflejar todo un
conjunto de transtextualidad, hipertextualidad, paratextualidad, etc.,
el cual expone su visión del texto a modo de metamorfosis (también, de
la identidad del autor y de sus otredades) o como versión plural y
proteica.
La muestra de las distintas vidas de un poema por medio de múltiples
notas, de versos excluidos, de lectores integrados en el texto,
heterónimos, versiones, reescrituras, tachados, lexicalizaciones,
símbolos que hablan del inacabamiento de cada textualidad, etc, exponen
todo un abanico de logofagias. Con este arsenal se intenta, en
esencia, revelar la sinceridad de uno mismo con la creación poética, es
decir, no caer en la concepción del poema como espacio cerrado,
concluido y perfecto. Nos encontramos en la diseminación como una
pluralidad de sentidos del texto y desde aquí podemos tomar,
transformando a Derrida, las re-creaciones como reflejo de esa variedad.
En cada texto hay una labor oculta de reescritura, a veces palpable en
borradores y revisiones que dan cuenta de su proceso genético, creando
una serialización de espejos sobre el poema último. Corrección y
reescritura: un elogio del boceto. Por eso, la creación poética, desde
este punto de vista que vengo exponiendo, es un conjunto “de huellas del
texto primitivo”. Versiones de un texto, un libro en el que se
presenten los esbozos y las correcciones: una traducción de lo
inacabado. Non finito.